Un conflicto de pareja surge cuando las expectativas o necesidades de uno de los miembros o ambos no están siendo cubiertas dentro de la relación. A partir de ahí surgen dificultades que afectan a la convivencia y al bienestar de sus miembros. Estas dificultades inciden de manera negativa en determinadas áreas como la comunicación, la confianza, la intimidad o el grado de compromiso entre otros.
Si bien todas las parejas experimentan altibajos en algún momento, los problemas de pareja que no se resuelven de manera efectiva pueden dañar seriamente la relación, aumentando la insatisfacción y poniendo en peligro la continuidad de la misma.
Tipos de problemas de pareja
- Dificultades en la comunicación: La comunicación efectiva es un pilar fundamental en las relaciones de pareja. Poder expresar nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y efectiva nos permite construir vínculos sólidos y saludables. Sin embargo, no se trata sólo de expresar las necesidades y deseos, sino también de aprender a escuchar.
- Falta de intimidad: La intimidad en la pareja se refiere a la conexión emocional profunda y cercana que se desarrolla entre ambos miembros de la relación. La intimidad no se limita a la esfera emocional, sino que también se extiende a la dimensión física y sexual. Cuando la pareja se siente desconectada emocionalmente aparecen la falta de expresión de afecto, la ausencia de gestos de cariño y la indiferencia hacia las preocupaciones del otro.
- Problemas de confianza: Es importante que ambos miembros sean honestos en lo que quieren y consideren a su pareja en las decisiones que tomen. Eso sí, sin renunciar totalmente a la propia individualidad. La falta de confianza puede ser el origen de problemas de ansiedad, celos o del distanciamiento emocional con la otra parte.
- La infidelidad: Genera importantes sentimientos de dolor y de traición, acarrea reproches y discusiones en la pareja, control excesivo, desconfianza y aparece la necesidad de entender por qué ha ocurrido la infidelidad pues se trata más bien de una consecuencia a un problema previo que ya existía en la pareja.
- Problemas de convivencia. Desacuerdos frecuentes o discusiones intensas como consecuencia de tener que adaptarnos a una nueva forma de vida. Algunos de estos conflictos están relacionados con: los horarios, la organización, reparto de tareas o limpieza del hogar entre otros.
- Problemas con las familias. Aspectos como el que nuestra familia o la de nuestra pareja no acepte la relación, se interponga o se entrometa puede hacer que tengamos dificultades.
- Falta de apoyo emocional. Sensación de que la pareja nos desatiende o nos apoya poco en momentos de necesidad. En estos casos nuestra relación deja de ser un refugio seguro donde contar con el otro tanto en los momentos buenos como malos.
- Intereses, valores o metas distintas: Diferencias significativas en valores, creencias o planes de futuro así como no tener demasiados intereses en común, pueden generar un distanciamiento físico y/o emocional con nuestra pareja dando lugar al conflicto.
¿Cuándo debería ser atendido?
Es importante buscar ayuda profesional si los problemas de pareja están causando un impacto significativo en tu bienestar emocional, tu salud mental o tu capacidad para funcionar en el día a día.
Es imprescindible que ambos miembros de la pareja quieran estar en terapia. Que se sientan libres de decir y callar lo que deseen. No es fácil hablar de nuestras intimidades, por eso el poder hacerlo con un terapeuta profesional en terapia de pareja será lo más adecuado, objetivo y efectivo.
Algunos indicadores de que es necesario buscar ayuda profesional incluyen:
- Falta de comunicación efectiva.
- Intimidad emocional o física inexistente o muy disminuida.
- Diferencias sobre el proyecto conjunto.
- Crisis en el ciclo vital (inicio de la convivencia y nido vacío).
- Pérdida de confianza en la pareja.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de los problemas de pareja implica un proceso de evaluación integral que considera diversos aspectos de la relación y la dinámica entre los miembros de la pareja. Para ello se realizan entrevistas semi-estructuradas y cuestionarios específicos.
¿Cómo se trata?
El tratamiento de los problemas de pareja es un proceso individualizado que se adapta a las necesidades específicas de cada relación y los miembros que la componen. No existe una única fórmula mágica que funcione para todas las parejas, ya que el enfoque terapéutico dependerá de la naturaleza de los problemas, la dinámica de la relación y las características de cada persona.
En líneas generales podemos decir que el tratamiento va encaminado a descubrir cómo se ha llegado a la situación actual y por qué se mantienen los conflictos. El objetivo es ayudarles a encontrar soluciones y a lograr una interacción positiva que refuerce el vínculo afectivo.
Las sesiones se inician con una frecuencia semanal al principio de la terapia para posteriormente distanciarlas cada quince días una vez que se van consiguiendo los objetivos. Finalmente se fomenta que la pareja vaya trabajando de manera más independiente, distanciando las sesiones a demanda de los pacientes.
Sin embargo, existen algunos elementos comunes que suelen estar presentes en la mayoría de los tratamientos exitosos para problemas de pareja:
- Terapia de pareja
- Intervención individual
- Enfoques complementarios
- Tratamiento farmacológico
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